Recalca el carácter educativo y orientador
propio de la evaluación. Se refiere a todo el proceso de aprendizaje de los
alumnos, desde la fase de detección de las necesidades hasta el momento de la
evaluación final o sumativa. Tiene una función de diagnóstico en las fases
iniciales del proceso, y de orientación a lo largo de todo el proceso e incluso
en la fase final, cuando el análisis de los resultados alcanzados tiene que
proporcionar pistas para la reorientación de todos los elementos que han
intervenido en él.
“Lo malo es malo y lo bueno es bueno y el trabajo de los evaluadores es decidir qué es lo que es qué” Scriven, 1986.
viernes, 3 de febrero de 2012
jueves, 2 de febrero de 2012
Evaluación.
La evaluación se conformó históricamente como un instrumento
ideal de selección y control. Con ella se trató de concretar formas de control
individual y su extensión a formas de control social.
En el siglo pasado aparece como actividad y técnica cuyo
nombre fue examen, que pretendía valorar los conocimientos que
poseían los alumnos después de la enseñanza impartida. De la misma manera, se
denominó a la habilidad para relacionar y aplicar las adquisiciones logradas
por los aprendices y la adecuada exposición de las mismas.
Constituye así un valioso instrumento didáctico para controlar el
aprendizaje que realizan los alumnos y además un medio de información de la
manera en que se desarrolló la actividad académica para revisarla y
reorientarla.
Ya en el siglo XX aparece el término test reemplazando
al de examen.
El test es considerado entonces, como un
instrumento científico válido y objetivo, que podría determinar una infinidad
de factores psicológicos de un individuo, como la inteligencia, las aptitudes e
intereses y el aprendizaje.
La evaluación educativa ha nacido y se ha desarrollado en
el siglo XX al amparo de la Psicología Experimental. Se la concibe como una
actividad sistemática integrada dentro del proceso educativo, y su finalidad es
la optimización del mismo. Tiene por objeto proporcionar la máxima información
para mejorar este proceso, reajustando los objetivos, revisando críticamente
planes, programas, métodos y recursos, facilitando la máxima ayuda y
orientación a los alumnos.
Asimismo, permite elevar la calidad del
aprendizaje y aumentar el rendimiento de los alumnos; de esta manera la
evaluación hasta entonces considerada como un acto meramente sancionador, se
convierte en un acto educativo.
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